Descubriendo el Alma del Banco de Alimentos
En el corazón de las Altas Montañas, nos sumergimos en el inspirador proceso de recolección y distribución de productos. Es por eso que nos comparten cómo se lleva a cabo esta noble acción.
Desde el primer momento, se siente la pasión y el compromiso de cada voluntario y colaborador que dedica su tiempo. Las unidades móviles llegan cargadas de donaciones generosas, listas para ser recibidas con gratitud.
El proceso de separación de productos es meticuloso y lleno de cuidado. Abarrotes, artículos no comestibles como jabones y productos químicos; cada artículo es tratado con el cuidado que merece, asegurando que todos estén en óptimas condiciones. Cada producto se pesa con precisión para garantizar que las despensas sean equitativas y justas.
La “aduana” es el corazón del Banco de Alimentos, donde se examinan con atención cada artículo. Es aquí donde se verifica la fecha de caducidad y se separan los productos con empaques dañados, asegurando que solo lo mejor llegue a quienes más lo necesitan. Las bolsas rotas encuentran una nueva vida en el área de reciclado, donde se clasifican y se manejan con cuidado.
El proceso culmina con la clasificación de cada producto: arroz, frijol, pasta, cereales, cada grano se coloca con cariño en el lugar correspondiente. para que después las despensas, cuidadosamente empaquetadas, esperen en el almacén para convertirse en un símbolo de apoyo y esperanza.
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